Este es mi primer blog de mi columna mensual de Latin Meat, por lo que le agradezco a su director editorial la oportunidad para expresar mis ideas, análisis y perspectivas sobre un tema crucial entorno a la industria cárnica: los animales. Todos ustedes, de una manera u otra, son responsables por la cría, reproducción, manejo o faena de los animales y éstos dan fruto a la carne que consumimos. Por ende, nuestro deber, como industria, es velar para que su trato sea siempre digno y respetuoso. Una de las razones tras este énfasis es que, tal como demuestran numerosos estudios científicos, la calidad de la carne es de mayor calidad si el animal ha sido bien tratado en vida. Y, es así que existe la Legislación de la Unión Europea sobre el Bienestar Animal, que exige el cumplimiento con diferentes requisitos, que son revisados de manera periódica y constante en un afán de adaptarse a los nuevos tiempos marcados por una sociedad cada vez más comprometida con la mejora de los derechos de los animales y su bienestar. Ahora bien, ¿que hay en la legislación en cuanto a la faena de los animales? ¿Como han de ser transportados o conducidos? Y su crianza, ¿quién los protege? Son muchos estamentos implicados y su principal referente es la Organización mundial de Sanidad Animal (OMSA), entidad que fue creada en 1924 a raíz de una peste bovina, en un intento de anticiparse al peligro de futuros contagios debido al tránsito intercontinental de los animales. Hasta el día de hoy, aún es conocida por su nombre original, que es la Oficina Internacional de Epizootias (OIE). Dicho criterio, después de más de cien años, ha evolucionado hasta la visión actual, que se resume en su sitio web de esta manera: “un mundo en el que el bienestar de los animales se respete, promueva y avance, de manera que complemente la búsqueda de la sanidad animal, el bienestar humano, el desarrollo socioeconómico y la sostenibilidad del medio ambiente”. Los consumidores quieren estar seguros de que todo entorno al bienestar animal es algo más que un eslogan publicitario para vender productos cárnicos Ellos quieren saber si los animales sufren, o no, y más concretamente en el momento de ser faenados. En la Unión Europea, para dar respuesta a estas inquietudes, se creó un reglamento, cuya versión actual es el Reglamento (CE) N.º 1099/2009, del consejo de 24 de septiembre de 2009, relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza. Muchos de ustedes se preguntarán: ¿se cumple, dicho reglamento, en este instante en que son conducidos al sacrificio? Y ¿se cumple siempre? Pues sí, o se intenta, teniendo en cuenta sus excepciones que son “(…) es importante mantener la excepción respecto a la obligación de aturdimiento de los animales antes del sacrificio, dejando, no obstante, cierto nivel de subsidiariedad a cada Estado miembro. (…)” Esto lo encontramos en el punto 18 del reglamento, y si, se refiere a los ritos religiosos, tal como kosher y halal, y es uno de los puntos polémicos en los que se trabaja para revocarlo, buscando y adoptando sistemas que conjuguen la religión con el bienestar animal, y que hoy se usan en diferentes partes del mundo. Sin embargo, hay más excepciones y, tal como detalla el punto número 3, el reglamento no se aplicará: a) si los animales son matados: i) durante experimentos científicos realizados bajo la supervisión de una autoridad competente; ii) durante actividades de caza o de pesca recreativa; iii) durante acontecimientos culturales o deportivos; Hay mucho por hacer de manera colectiva e individual, dado que, de momento, el control del proceso de aturdimiento y faena es totalmente subjetivo. Sí, existen cámaras de visión artificial, asociadas a inteligencias artificiales, que controlan la carga y descarga en los muelles de granjas y los mataderos, pasando por las etapas de envasado según las especificaciones organolépticas de cada cliente y el envío hasta el punto de comercialización. Pero ¿el aturdido? ¿Quién o qué dictamina si un animal sufre? En mis futuros entradas, escribiré más acerca de cómo se dictamina y se controla este proceso. Voy a compartir mis experiencias y conocimientos sobre el tema para que las empresas consigan un método de control del aturdido que sea eficaz, real y objetivo. ¡Saludos desde mi país, España y espero sus comentarios, preguntas o dudas!